jueves, 24 de enero de 2013



Historia de Bruselas 
Los orígenes
En el emplazamiento de la actual Bruselas, Saint Géry, obispo de Cambrai y Arras erigió una capilla en honor a San Miguel Arcángel allá por el año 695. Pero sólo tomó el nombre de Bruselas cuando el emperador germano Otto II confió a Carlos, duque de Lorena y descendiente de Carlomagno, un feudo en el valle del río Zenne. Carlos hizo construir sobre la isla Saint-Géry un fuerte en el año 979. El lugar fue llamado "Bruocsela" -bruoc: pantano; sella: templo o capilla, es decir "capilla del pantano"-. Hoy, el río Zenne desapareció con la urbanización y sólo es visible en las afueras de la ciudad.
Un siglo después, la isla Saint Géry fue abandonada, seguramente por ser demasiado pantanosa, para trasladarse al sur del Zenne, a Coudenberg, donde actualmente se encuentra la Place Royale, y se construyó un castillo que recibiría posteriormente al duque Juan I de Brabante, en el siglo XIII, y a los duques de Borgogna, en el siglo XV, hasta la actualidad.

El desarrollo
Hacia el año 1100 la pequeña ciudad se rodeó de una muralla, se construyeron iglesias y hospitales y se desarrolló el comercio, especialmente de textiles, favorecido por la presencia de ríos y canales en la región que permitían una salida al Mar del Norte. Otras ciudades como Brujas, Anvers y Gant también aprovecharon de esta ubicación geográfica privilegiada.
La ciudad pertenecía al ducado de Brabante, que dependía a su vez del Imperio Germánico desde el año 925.
Hacia 1229, la ciudad había crecido tanto en importancia que obtuvo del Duque de Brabante su primera carta magna otorgándole un cierto grado de autonomía. En el siglo XIV, los concejales se instalaron en una casa sobre la plaza del mercado, la futura Grand Place.
Bruselas tendía a ser la capital del ducado. En 1359, tropas del Condado de Flandres, dependientes del rey de Francia, intentaron conquistar la ciudad, ataque que fue rechazado por los bruselenses bajo el mando del desde entonces famoso Everard't Serclaes.

Felipe el bueno y los Habsburgo
En 1430, el sucesor del duque de Brabante, Felipe el bueno, duque de Borgogna, hizo de Bruselas la capital de su vasto imperio. Bajo su reinado se construyó el Hôtel de Ville (Ayuntamiento), un gran palacio en Coudenberg, iglesias y otros edificios significativos. María de Borgogna se casó con Maximiliano de Austria, y cuando ella murió en 1482, el gobierno de Bruselas pasó a manos de los Habsburgo.

La dominación española y la independencia
Al morir Maximiliano, su hija trasladó la capital a Malines y allí se ocupó de la crianza de su sobrino, el futuro Carlos V, quien alcanzada la edad de 15 años heredó el trono de Borgogna y a los 16, el de España. Era el año 1515; comienzo de la dominación española en la región. Carlos V restableció a Bruselas como capital y la hizo emerger nuevamente como una ciudad poderosa, superando a sus rivales flamencas Brujas y Anvers.
En 1555, Felipe II sucedió a Carlos V, y debió hacer frente a problemas de religión que significaron para Bruselas dos siglos de decadencia y oscuridad. En 1695, Bruselas fue atacada por tropas francesas que destruyeron 4000 casas y gran parte de la Grand Place, que fue reconstruida en los cinco años siguientes, para tomar el aspecto actual.
De 1713 a 1794, Bélgica pasó a manos de los Habsburgo. En 1789 hubo un primer levantamiento independentista contra José II, cuyos resultados tuvieron una corta duración. En 1795, Bélgica devino una región francesa. Cuando Napoleón fue vencido en Waterloo, cerca de Bruselas, en 1815, el Consejo de Viena decidió la creación del reino de los Paises Bajos, unificando Bélgica y Holanda.
Hasta 1830, la ciudad se vería sometida a potencias extranjeras, franceses y holandeses, hasta que por fin fue el triunfo de las fuerzas revolucionarias y fue nombrado Leopoldo I como rey de la nueva nación independiente, con Bruselas como su capital.

La nueva nación
Desde su independencia, Bruselas se convirtió en un polo de atracción demográfica. Se poblaron los barrios industriales y, siendo la mayoría de los belgas de origen flamenco, se comenzó la "francofonización" de la población; el francés era la lengua que hasta entonces utilizaban solo los nobles y burgueses.
Tras la llegada de Leopoldo I, se abrió el canal Bruselas-Charleroi y en 1834 se fundó la universidad libre de Bruselas. Refugiados ilustres, tales como Víctor Hugo y Carlos Marx volvieron a la ciudad un caldo de cultivo de ideas muy activo. Grandes trabajos arquitectónicos acentuaron el caracter de Bruselas como capital: se edificaron las galerías Saint-Hubert (1846), el Palacio de Justicia (1866-1833) y el Parque del Cincuentenario (1880). Se realizaron trabajos de entubamiento del Zenne y se abrieron los boulevares centrales. Se crearon nuevos barrios como objeto de un urbanismo revolucionario. Bajo el impulso del arquitecto Victor Horta, soberbias residencias Art Nouveau se levantaron a comienzos del siglo XX.

Como consecuencia del proceso de expansión de la lengua francesa, a mediados del siglo XX el movimiento flamenco comenzó a organizarse para reivindicar el holandés. El intenso debate, que duró casi toda la segunda mitad del siglo pasado, concluyó con la creación de un estado federal con 3 regiones: la Región Flamenca, de habla holandesa, la Región de Valonia, francofona, y la Región de Bruselas-Capital, bilingüe. Asimismo se crearon 3 comunidades culturales: la Comunidad Flamenca, la Comunidad Francesa de Bélgica y la Comunidad germanófona.
Convertida en ciudad cosmopolita y pluricultural, en 1958 refuerza su rol de capital de Europa convirtiéndose en sede de la Unión Europea. Ese mismo año se construye, con motivo de la Exposición Universal, el famoso Atomium, que se volvería un símbolo para la ciudad. En 1967, la OTAN fija también su sede en Bruselas.
En 1979, Bruselas festejó sus 1000 años de existencia y en 2000 fue designada capital cultural de Europa. 

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